Las aventuras de un pianista empobrecido, a quien el sentido de lo cómico transfigura la amargura de una vida amasada con derrotas, son el primer compás que pone en marcha los cuentos del uruguayo Felisberto Hernández.
Basta que se ponga a narrar las pequeñas miserias de una existencia que transcurre entre las orquestinas de los cafés de Montevideo, y los tournées de conciertos en ciudades de provincia del Río de la plata, para que sus páginas se llenen de gags, alucinaciones, metáforas, en las que los objetos toman vida como personas. Pero éste es sólo el punto de partida. Lo que desencadena la fantasía de Felisberto Hernández son las invitaciones inesperadas que abren al tímido pianista las puertas de casas misteriosas, de quintas solitarias que albergan personajes ricos y excéntricos, mujeres llenas de secretos y neurosis.
Una villa apartada, el inevitable piano, un señor dulcemente maníaco y perverso, una muchacha visionaria o sonámbula, una matrona que celebra obsesivamente sus infortunios amorosos; se diría que los integrantes del cuento romántico a lo Hoffman están aquí reunidos.
Prólogo por Italo Calvino. I. Nadie encendía las lámparas. II. El balcón. III. El acomodador. IV. Menos Julia. V. La mujer parecida a mí. VI. Mi primer concierto. VII. El comedor oscuro. VIII. El corazón verde. IX. Muebles "El Canario". X. Las dos historias.