En este libro he tratado de hacer dos cosas. He intentado, primero hacer del ideal del abogado estadista un ideal fresco, apetecible para una audiencia contemporánea. En los ojos de muchachos, ese ideal se ha vuelto antiguo y poco convincente. Mi primer objetivo ha sido, por lo tanto, convertirlo nuevamente en un ideal atrayente explicando en términos nuevos para simples, el valor atemporal de la virtud que honra y el rol crucial que esta virtud cumple en la práctica del derecho. Ése es el propósito de la Primera parte (“ideales”).
Segunda parte, he atentado describir las fuerzas intelectuales e institucionales que convergen actualmente contra el ideal del abogado estadista y que juntas han causado este deterioro. Ellas incluyen los movimientos que en la actualidad dominan el pensamiento jurídico norteamericano, que comparten una tendencia poderosamente antiprudencialistas; el crecimiento explosivo de los estudios jurídicos líderes del país, que han cambiado para siempre la práctica de los abogados que trabajan en ellos y han creado una cultura comercial nueva más abierta en el cual el ideal del abogado estadista tiene sólo un lugar marginal; y la burocratización de nuestros tribunales, que ha transformado el antiguo arte de juzgar en una especie de gerenciamiento de oficina cuya principal virtud es la eficiencia más que la sabiduría.
Cada uno de estos desarrollos ha contribuido al declive del ideal del abogado estadista y  en la segunda parte (Realidades) los discuto en detalle.

Capítulo 1.Una virtud vergonzante.
Capítulo 2. Sabiduría práctica y fraternidad política.
Capítulo 3. El buen abogado.
Capítulo 4. Facultades de derecho.
Capítulo 5. Los estudios jurídicos.
Capítulo 6. Los tribunales.
Capítulo 7. Honestidad y esperanza.