El "Kínder de los Cacaos" es la universidad de la vida. Podríamos decir, además, que es la máxima especialización que podemos cursar en materia de antioqueñidad y de construcción  de país.
Para lograr estos efectos se requería de un profesor formado a golpes de una existencia dedicada a la superación, de un periodista que, ante todo, tuviera la visión de poder seleccionar lo mejor de la cosecha dirigencial, y después de ello formular las preguntas clave para que ellos entregaran el máximo de su inteligencia para forjar estas páginas iluminantes. Y esto solo podía lograrlo la experiencia, claridad conceptual y visión  humana  del gran  profesional y amigo J. Enrique  Ríos Calderón.
El libro total es de historia pura. Es un legado de pura historia. Lo conforma un compendio de sapiencia, de sinceridad, de deseos de bienaventuranza en cada expresión.
Ojalá fuera lectura no obligatoria, sino amorosamente inducida para los estudiantes de nuestras distintas universidades, para que sientan el orgullo de estar nutriéndose de ciencia en las mismas, y para que no vacilen en realizar todos los esfuerzos indispensables para alcanzar sus sueños. Igual para los padres de familia, para  los profesores. Es un tesoro.
Gracias a la Universidad de Medellín y a EAFIT que comprendieron el valor de este esfuerzo periodístico y humano, para ponerlo a disposición de todos, para que tratemos de imitar las valiosas enseñanzas de quienes se ganaron, eternamente, el título de dirigentes, de Vacas Sagradas, de Cacaos.

Presentación
Prólogo
Ignacio Vélez Escobar
A papo
Un visionario mandón
Evelio Ramírez Martínez
Las ‘estructuras’ de un político
Guillermo Gaviria Echeverri
El buen nombre y la honra, su mayor tesoro
El hombre de las casualidades
Jaime Tobón Villegas
El rigor y el trabajo llevan corbata negra
Nicanor Restrepo Santamaría
‘Cacao’ colombiano en una escuela de París
Iván Restrepo Lince
El calculista que “se metió en la grande”
Ramón Vásquez Arroyave
“Voy a morir con el pincel en la mano”
Adolfo León Gómez Uribe
“Al maestro, con cariño”
Jose María Acevedo Alzate
La electricidad le pudo a la academia
Andrés Aguirre Martínez
Un médico con dos almas
Héctor Arango Gaviria
El hombre que le trancó al “águila”
Jose Roberto Arango Pava
José Roberto, el milagroso
J. Mario Aristizabal Correa
Con ‘concreto’ precisión
Jorge Cárdenas Gutiérrez
Cómo producir café sudando petróleo
Juan Rafael Cárdenas Gutierrez
A la sombra de “Don Guti”
Alejandro Ceballos Zuluaga
Los “sostenes” de la competitividad
Lucio Chiquito Caicedo
Un ingeniero “con el agua al cuello”
Fabio Echeverri Corea
El Johnnie Walker de la Andi
El Águila Descalza
Carlos Mario Aguirre Rodríguez
Cristina Toro Ramírez
En los zapatos del teatro
Rodrigo Fernández Correa
Tallado con ‘éxito’
Laureano ‘Nano’ Forero Ochoa
La excelencia nació pobre
Juan Felipe Gaviria Gutiérrez
Un “comunista” con fibra
Bernardo Guerra Serna
Un ‘socio’ incómodo en el Club Unión
Gabriel Harry Hinestroza
Por Antioquia: alma, vida y sombrero
Germán Jaramillo Olano
El hijo de la electricidad
Ramiro Márquez Ramírez
Al susto lo dejó el Metro
Carlos Enrique Moreno Mejía
Un hombre con ‘corona’
Darío Múnera Arango
El hombre pielroja
Leonardo Nieto Cardona
Las milagrosas empandas argentinas
Juan Camilo Ochoa Restrepo
El Gea: en la lupa del cálculo diferencial
Jenaro Pérez Gutiérez
La verdadera “vaca sagrada”
Carlos Enrique Piedrahita Arocha
Vine, vi y vencí
Gabriel Poveda Ramos
La ciencia como oficio
Francisco Restrepo Gallego
El prospectivo “Pacho Cohete”
Margarita Inés Restrepo Cárdenas
La gerencia de las tragedias
Sergio Restrepo Londoño
Entre la precocidad y la eficiencia
Luis Mariano Sanín Echeverri
Un salvador a préstamo
Álvaro Villegas Moreno
El cálculo diferencial de la política
Óscar Uribe Londoño
“Yo no hice sino chupar rueda”
Carlos Wolff Isaza
El ingeniero de María Auxiliadora